sábado, 17 de mayo de 2008

Asuntos pendientes: Un grito nocturno pt. 2

Tal como lo hice con la historia inconclusa de veronika, retomo de una vez otra que tambien he dejado atrás: "Un grito nocturno".

Dentro de la cabaña se apreciaba una sola cosa, la oscuridad. Marieta había cerrado la puerta de golpe al escuchar el grito, no tenía miedo pero le incomodaba aquella sensación de estar nadando en el vacío. Durante un rato sus ojos se acostumbraron a la falta de luz y pudo ver el alrededor como si se tratara de fantamas, una mesa, las paredes de madera con orificios por donde se filtraba la luz de la luna y otros muebles deshechos. Debajo de una ventana cerrada estaba la jovén perdida que la llamaba con un susurro. Marieta se sentó a su lado e intentó observarla, pero era inútil, ese era el punto mas oscuro de toda la choza. Despues de un rato, débilmente se escuchó su voz.


-Todos tiraban piedras en el lago, pequeñas piedras lisas que se encuentran en los manantiales. Él se encontraba dormido en el muelle sobre las tablas humedas y más abajo el agua que permanecía quieta como si durmiera tambien. Yo lo observaba desde las orillas del estanque, era de las que tiraban piedras. Todas decían que aprendían a ser mujeres despues de mirarlo, y no las podía culpar por que realmente era cautivador verlo. Pero yo maduré viendo las ondas crecer en el agua tan de repente cuando una piedra se introducía en ella, me hundía en un trance extraño; ¿te has sentido así Marieta?


Marieta apenas la podía ver, un difuminado haz de luz le cortoneaba el rostro, a decir verdad sólo la mejilla y le iluminaba sus ojos verdosos. Se imaginaba de que hombre estaba hablando, eso la asustó y no dio respuesta a su pregunta.


-Estoy segura que te has sentido así. Pero, ese día, una voz me extrajo de aquél pensamiento, era su voz. Al voltear él estaba a mi lado, me tomó de la mano y me llevo casi inconciente, en un nuevo trance, al interior del bosque donde conversamos durante un rato.


>>Decía que podía hablar con los árboles, muchos de ellos criaturas urañas como señoritas resentidas. Dijo que le pedían favores, uno fue el de cazar aquél oso que se rascaba el lomo en sus troncos, has de recordar que obtuvo el premio de cacería con eso.


-Lo recuerdo. -contestó titubeando Marieta, tenía la rodilla flexionada, en cualquier momento tendría que salir corriendo, escapar de la que anteriormente habría sido su amiga.


-Me besó Marieta, y despues... -No dijo nada, solo ladeó su rostro para que el haz de luz le recorriera de la mejilla al cuello, donde Marieta pudo observar dos puntos resaltados como cicatrices recientes. Intentó pararse pero Naria, la jovén, la tomó del brazo y puso su mejilla en los labios de marieta, para evitar que gritara. -No te haré daño Marieta, justo a ti te esperaba, sé que los otros ya se han ido al escucharme gritar. Me he convertido en algo que no puedo controlar.


Marieta alejó la cara y tomó un respiro, luego dijo: -¿Cómo te puedo ayudar?


...continuará.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Interesante, buena reedacción, intrigante, espero la conti...

besazos