martes, 29 de septiembre de 2009

miércoles, 9 de septiembre de 2009

El camino hacia la niebla

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Aunque parecía un grito homogéneo, en realidad fue la percusión de muchos con diferentes motivos. Magdalena, mi hija, ha gritado de susto; mi esposa Daria gritó en desaparición y alguien más en una terrible angustia también gritó. Debido a mi pronta caída, el aire no me alcanzó a tomar un grito. Sin embargo, sé que fue ahogado y ligero, sólo para mí y para la eternidad.

Esa noche me perdí el partido de futbol, la película de la tarde, la primera palabra de mi nieta y algún raspón al deshierbar el pasto. Son cosas que cualquiera podría predecir, sobre todo en mi estado.

El paso del tiempo ha despedido un olor desagradable. En la calle la luz se ensombrece con la venida de la noche. Pasan tan pocas pisadas de gente, de caballos; sólo las hormigas pasan por este camino.

He visto a mi gata envuelta en siluetas ondulantes como cuando el calor se refleja en la lejanía.
No pasó nada al frotarme los ojos, aquellas paredes fantasmales seguían custodiándome. El ambiente se ha embriagado de neblina y nada se ve claro.

A veces, cuando se nos nubla la vista caminamos a tientas para no tropezar. Pero esto es distinto. Los pies en que tocan el suelo y en que se sumergen en una espesura inquietante te hacen preguntarte: ¿no estoy cayendo? Y si lo hago, a dónde y por qué se me impide.
Sentí que una mano me tomaba del hombro, y luego miles, y luego dejé de sentir.
Pero como siempre un cosquilleo como preámbulo de las sensaciones desconocidas y de aquellas desgracias también se hizo presente. Todo lo demás fue luz iluminando la noche más oscura de mi... ¿vida?.

Un ventilador de techo, se difumina, una silueta corriendo, se difumina, árboles corriendo alrededor de mí, se difuminan, un ambiente fúnebre, se esclarece.
De pronto una sonrisa también se dibujó borrando unos labios que caían por el peso de las lágrimas que se colgaban de las mejillas. Era mi hija, no lo podía creer.
Salté de la caja y vi a todos congregados frente a mí vestidos con trajes de luto y caras de susto. Algunos corrieron, algunos cantaron, pero como siempre hubo aquellos que gritaron.
Y aunque me parecía un grito homogéneo, en realidad fue la percusión de muchos con diferentes motivos. Magdalena, mi hija, ha gritado de gusto; mi esposa Daria gritó de consolación y alguien más en una alegría insólita también gritó.

lunes, 7 de septiembre de 2009

Lo perfecto es lo de todos los días

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Ramon Orlando y su banda Escuchar la radio mientras manejas tiene muchas consecuencias. Aunque no hablaré acerca de sus desventajas, sino de lo bueno que esta actividad puede dejar. Desde encontrar un buen chachachá hasta aprender de algún poeta francés que en tu vida volverás a escuchar. Algo parecido me pasó la otra vez que escuchaba una estación de música cultural, aùn me debato si fue una de esas ventajas, cuando me topé con una canción que bien se podría usar como defensa cuando la literatura feminista se desborda sobre la conciencia popular.

Es bien sabido por todos que el pasatiempo favorito de las chicas es visualizarse a su hombre ideal. Y no faltan autores listos que se vuelven millonarios a costa de ese factor. Uno de esos casos es la escritora S. Meyer, autora de la serie Crepúsculo o Twilight si queremos ir al título original. Aquí nos encontramos con una revisión a Bram Stocker y un quítate que ahí te voy. Ese conde Drácula, frio y resentido está de lujo pero, ¿sabes que? Como que le falta algo… a si, el “Amarican way” (el estilo americano). Entonces tradujo está sinfonía de horror para un contexto digamos más "chic".

Las mujeres enloquecieron por el actor, pero quizá también por la carga simbólica que el personaje al que protagonizó le confiere. Es un tipo perfecto, hasta te sirve de accesorio a la luz del sol. Si, Edward Cullen (vampiro protagonista de la serie de Crepùsculo) es atlético, guapo, brilla en el sol, da seguridad, está cuando lo necesitas, te escucha y todas las características que tienen los vampiros en onda y por ende las parejas perfectas de las chicas.

Y es aquí donde construyo el dialogo entre la novela y la canción donde si de buscar perfección se trata, el amigo del cantante al parecer también encontró a la chica ideal. La canción es "te compró a tu novia" y la autoría me parece que es de Ramón Orlando. En ella el autor figura como uno de los recientes... teóricos acerca de la idealización masculina hacia una mujer perfecta, obviamente disfrazándolo con un tono guapachoso para el deleite de todos.
Él nos dice que una mujer ideal es aquella que es “linda y apasionada, y es buena y adinerada, no cela nunca por nada y sabe hacerlo todo en la casa”. Una estrofa donde como lata de embutido nos trae superioridad de género o machismo, pensamiento posesivo y el peso materialista sobre lo humano. En pocas palabras, ésta chica ideal es una idea tan reveladora como lo es de aterradora.
Y sólo por poner unas más: “No sale ni a la esquina, no habla con la vecina, no gasta y economiza y todo lo resuelve tranquila”.
Y con chicas así ¿para qué quieres una pareja?... ¿verdad?

Mi conclusión, para despejar este choque de géneros, se define con que es ilusorio e inútil arrojar la piedra al agua y desear una pareja tan perfecta como las de estos ejemplos. Primero porque son las debilidades del otro que permiten que los dos se complementen y segundo por el simple hecho de que no existen y si los fabricaran así sería la cosa más aburrida del mundo. Siempre tratamos de buscar la perfección pero sabemos que no la vamos a encontrar por eso idealizamos, para poder comparar atributos, el problema está cuando otros (los autores referidos por ejemplo) hacen esa tarea por nosotros. Por eso no hay que dejar que quieran comercializar con nosotros vendiéndonos sus ideas baratas sobre las cosas.