miércoles, 30 de diciembre de 2009

Nugget

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Se abre la cortina. F y A van por los pasillos de un supermercado.
F: Que raro me siento, no me parece que se acerque el fin de año.
A: A mí tampoco. Creo que hasta no tener la boca llena con 10 uvas y aún esperar a comer otras dos, me daré cuenta que viene el 2010.
F: uuy, yo hasta no tenerlas en la cabezota.
A: Pero seguramente siendo una persona distinta, igual que todos los años.
F: Al menos no voy a tener la boca llena y podré felicitar a los demás.
Todos ríen.

jueves, 24 de diciembre de 2009

Nugget navideño

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Cuando eramos niños esperábamos navidad para recibir los regalos de Santa, ahora han pasado los años y con esas mismas energías esperamos la cena de noche buena (espero).
¡Felices fiestas decembrinas a todos!

lunes, 21 de diciembre de 2009

Hasta que la muerte nos... aburra!

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Esta es la trágica historia de un amor que no se enfrenta a obstaculos, de una pareja que vive felizmente enamorada despues de taaanto tiempo de estar juntos pues discuten cada cien años. Es la historia de los Cullen, Bella y Edward Cullen.
Ahí esta la bellísima Bella de Cullen mirando la televisión en su casa nueva, hoy es su aniversario número 70 y eso le hace recordar inumerables cosas que han vivido juntos. De pronto unas imagenes le asaltan de sus días antiguos, de sus días cuando arreglaba esas motos con Jacob y de cómo el entrometido de su ahora esposo se le aparecía por todas partes. Entonces se detiene la imagen, ella se levanta y saca el dvd de Luna Nueva del reproductor y lo limpia. "Estos DVDs viejos, siempre se rayan" piensa Bella. Una vez que recobrara la calidad el disco se reanudan las imagenes de nostalgia.
Pero su mente viaja a tiempos más allá de los que se muestran en esa rídicula adaptación de su vida, el momento de su boda con Edward.
Bella recuerda que era una boda privada, los invitados de Edward estaban encadenados a sus asientos. Pobre Bella, por más que su papá se esforzó en bordarle ese vestido blanco que la hacía lucir como un ángel, esos vampiros estaban atentos en las bancas de junto, sus invitados mortales.
Fue una ceremonia larga, el padre Felipo, encargado de unirlos en sagrado matrimonio, no aparecía por ningúna parte. Llegó una hora tarde medio borracho, Alice explicó en la fiesta que era la única forma de hacerlo traer sin que le pareciera extraño el resplandor que emitía la piel de Edward (la boda fue al aire libre en un jardín de cactus, un capricho de la mamá de Bella).
Las palabras de los votos fueron sustituidas a modo de que los vampiros presentes, entre ellos la pareja no se ofendiera. No se usó esa formula de "hasta que la muerte los separe" sino esos de "y prometo serte fielen las alegrías y en las penas,en la salud y la enfermedad,todos los días de mi vida".
En ese momento la palabra "todos" sonaba fácil, era una palabra rápida y ellos tenían la urgencia de irse de ahí tan rápido se besarán. Pero en la práctica despues de 70 años le sonaba como toooooooooooooooooooooooooooooooooooooox70dooooooooooooox1000s los días de su vida.
Oh, ahí está Bella y Edward en la cena de su aniversario 130.
Es una cena muy romántica decorada con el David de Miguel Ángel que le pertenecía a Edward (en el 2050 descubrieron en la base una inscripción que decía: "para mi cuate Edward Cullen de Mike") y otros cuadros del romanticismo. Ese día invitaron a su hija que llevó a su quinto matrimonio. Ella se sorprendía de cómo sus padres habían podido vivir juntos tanto tiempo. Como siempre la cena de aniversario cayó en rutina. Edward platicó de cómo conoció a Bella, la hija los adulaba acerca de su resistencia, el esposo de su hija se tuvo que ir por cuestiones de trabajo. Lo único diferente era Bella, que contemplaba la copa sin haberle dado ni un sorbo.
Una semana más tarde cuando acampaban en la cima del Everest Bella sintió unos deseos inhumanos de arrojar a Edward por el borde. Se espantó por un momento de ella misma, pero se sintió bien de tener un poco de picardía ese día, había olvidado lo que se sentía eso. Entonces extrañó su lado humano, ese que resaltaba su belleza, que se basaba en sus errores y la capacidad de superarlos, tanta perfección en su vida ahora le daba nauseas.
Esa misma noche dormían a la orilla del tíber. Bella se levantó en medio de la oscuridad y huyó.
Corrió tan rápido como pudo y se dijo: voy a ser mala. Así como así, nuestra Bella paso a ser de un dulce corderito colmilluda a una vampireza de esas de verdad como los cuentos antiguos, que no se andaban con mariconerías de escarchas a la luz del sol sino que se enfrentaban al terror de convertirse en piedra. "Esos si eran valientes" decía mientras se servía una copa de sangre que le exprimió a un cantinero. La copa cayó al suelo y se rompió en pedazos. "Otra vez tú, te he dicho que me dejes en paz y dejes de espiarme" Bella le gritó a la imagen mental de Edward que la perseguía en todas las esquinas. "Bella, tú no eres así, regresa conmigo, te tocaré algo en el piano y todo será como antes", Edward se agacho a recoger los pedazos de la copa pero era una imagen y no podía tocarlos, siempre se le olvidaba. "No, no quiero que me toques nada en el piano, o que me lleves al fondo del atlantico, o que me cocines las comidas más sabrosas del mundo, o que me leas tu colección de escritos platónicos originales, o que me columpies por las copas de los árboles o que... gosh! realmente eras perfecto, que aburrido, dime ¿en qué modo me complementabas si ya eras todo? ¿en qué se basaba nuestro amor?" Bella lo había entendido todo, entendió lo absurda que era su historía de amor; una conspiración comercial, pensó. "Bella, tú eras aquello que me hacía inperfecto" y sonrió Edward. "Eres un estúpido, no te atrevas a acercarte a mí".
Pero las apariciones continuaban de modo que terminó por volver loca a Bella. Ésta acabó en un manicomnio de Austria donde los internos descubrieron su naturaleza vampírica y la quemaron.
Edward sintiendo culpa por la muerte de Bella fue a que los vampiros le dieran la muerte para morir por el amor de la bella Bella Swan.

viernes, 11 de diciembre de 2009

sin palabras

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Un trote siniestro sucumbió las escaleras hacia el apartamento 222 de la avenida Eastman. Con un pensamiento caduco, que olía más a recuerdo y una chaqueta empapada de una lluvia invernal abrió la puerta forzando la cerradura con una varilla metálica. Los muebles se desplomaron al contacto airoso del delincuente. Con la propia respiración desbarataba la decoración del piso y se movía como un depredador persiguiendo a su presa. Debajo del colchón de la cama lo encontró. Tenía la pasta verde y letras doradas que apenas dejaban leer: “Milagros robados”.



Una pistola era lo ideal para matar a una persona o un perro, pero para matar un libro habría que silenciarlo para siempre. Éste no era un asesino cualquiera, sus botas negras paseaban su gran peso por el departamento hasta llegar al baño. Tenía el libro en una mano y con la otra hizo los preparativos correspondientes en la tina. Tapó la coladera, abrió la llave de agua caliente y depositó al libro en el suelo de PVC blanco. “Tus últimas palabras” le espetó con el sudor en la frente salpicándole de ansiedad.



El asesino de libros se sentó en el borde y abrió el libro dejando ver la última página, tapó los párrafos contiguos y se enfocó en los últimos.



La noche burbujeaba destellos de luces en el camino. Burana, la chica de mis sueños estaría ahora en Brasil bailando capoeira o bebiendo alguna bebida exótica.

Yo me dirigía a lo más profundo de la ciudad en busca de algo que ni siquiera me daba por enterado que había perdido. Ya no existen los milagros, balbucee en mi mente.

Detuve el auto en ipso facto y me conduje entre la maleza hasta el puente. A mis pies me esperaba inpaciente mi funesto destino, agua corriendo con prisa por llevarme al otro mundo. Y como unos centavos caen a la banqueta para dar suerte a otra persona, así me arrojé a las profundidades de lo desconocido para traer infortunio y así mi venganza estará completa.



Las púpilas saltaban de una palabra a otra hasta leer el texto completo en cuestión de centésimas de segundos, él siempre fue un ávido lector. Cerró el libro que ahora estaba cubierto por el agua. Hizo presión con su mano para ahogar las palabras que pudieran susurrarle algún socorro. “Éste pudo ser el último de su especie, algún día podré dormir tranquilo”.



Todo el cuarto quedó impregnado de los pequeños trozos húmedos del libro, como una plaga de moscas, de esas moscas diminutas que les salen a las frutas en su tiempo de descomposición.



Salió de la escena del crímen y se unió a la rutina de la calle mientras la noche burbujeaba en luces y ruidos, y en el suelo empapado se reflejaban los altos edificios. Su mente perturbada sólo podía pensar en la cantidad de libros que se estaban leyendo en ese momento, eran goteos continuos de voces que le taladraban la consciencia. Algún día dormirá tranquilo, pero esa noche aún había mucho trabajo que hacer.

martes, 8 de diciembre de 2009

Impalaya

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¿Qué es un impalaya? De acuerdo a los diarios de Gassman Vidar, en sus travesías por los continentes perdidos de Bunyan, se topó con la creencia del impalaya. Es un animal fantástico mandado por la magía del universo para cazar soñadores y cumplir deseos. Cuando encuentra a su presa los ojos se le cambian de color.
"Cuando deseas algo, el universo conspira para que lo consigas"