Uno de tantos proyectos que comienzan con una idea y terminan sin presupuesto para sustentarla. Con el éxito de smallville creyeron que esto sería un boom, pero al parecer ningún ejecutivo aposto a lo mismo. A mi me parece una buena propuesta, tener mas comics en la pantalla chica es algo que esta de moda, pero pocos son los que resultan ser lo suficiente atrayentes para continuar con la histora. Esta version de Aquaman, que se presenta en este trailer que se hizo para mostrar a los productores, no esta del todo mal, pero si se ve demasiado costoso.
Libreta de creaciones / invenciones, reflexiones, revelaciones, etc. Nadando a través de mares desconocidos con un pez en la cabeza.
martes, 20 de noviembre de 2007
La mujer en el cajón
-¿aún te escondes entre paredes de madera?
-hay respuestas tan cambiantes, para una persona puede significar algo, para otra todo lo contrario, o bien, cambiar con el tiempo, en un segundo una cosa, y en otra todo lo contrario.
-Yo soy todo lo opuesto por supuesto, pues tu eres mi respuesta, la he buscado desde que te fuiste, me lo he preguntado inclusive antes.
-soy una mujer libre, hago con vida lo que ella este dispuesta a hacer conmigo.
-solo huyes, te vi en la plaza de luxemburgo, vestías una gabardina a cuadros y ahora aquí, en un jardín de parís sentada ojeando una novela. Uno no viaja tanto para nada.
-¿que quieres de mi? Nunca pude terminar de leer esta, ¿lo sabías?
-...
-Ya lo supuse, era el libro que tenías en ese cajón, en la oscuridad, tan solo era una más de sus letras, tan insignificante y tan vulnerable. Pero ahora, tengo el libro en mis manos, y lo concluiré aunque tenga que tatuarmelo en el cuerpo. Nada me detendrá.
-déjeme lo veo.
-vete de aquí. ¿No has tenido suficiente?, coleccionas ilusiones, ilusiones ajenas; juegas a querer, pero no quieres a nadie, lloras carbon, manchando los vestidos con mentiras...
-Solo quería escucharte cantar, tocas la flauta como una ninfa de los bosques.
-¿como sabes que ellas tienen flautas? No sabes nada, seguramente me viste de casualidad aquí. No has venido por mi, andabas pidiendo limosna otra vez.
-¿Como? yo he visto ninfas, una, la mas hermosa de todas, solía cantarme junto a mi cama, a la luz de mi lampara, cantaba y las estrellas le bailaban en las alturas.
-Pues nunca la conocí. Y si fui yo, ya no lo soy, ahora vete, déjeme acabar el libro que empecé a leer el día que te conocí y nunca lo pude terminar.
-Dime de que trata, ¿es de algún asesino israelí?, leí una reseña en el periodico de esta mañana.
-nunca leería algo así.
-ya sé, es de esas novelas con un final triste, de algún jovén tratando de recuperar algo que perdió, algo que se le escapo de las manos a la hora de abrir el escritorio...
-NO, no te interasa. Yo... no soy mas la mujer del cajón.
(se levanta del asiento y se marcha, quizá solo un instante, quizá para siempre. Alguna lágrima cayo en las hojas del suelo, así tan de repente.)
-hay respuestas tan cambiantes, para una persona puede significar algo, para otra todo lo contrario, o bien, cambiar con el tiempo, en un segundo una cosa, y en otra todo lo contrario.
-Yo soy todo lo opuesto por supuesto, pues tu eres mi respuesta, la he buscado desde que te fuiste, me lo he preguntado inclusive antes.
-soy una mujer libre, hago con vida lo que ella este dispuesta a hacer conmigo.
-solo huyes, te vi en la plaza de luxemburgo, vestías una gabardina a cuadros y ahora aquí, en un jardín de parís sentada ojeando una novela. Uno no viaja tanto para nada.
-¿que quieres de mi? Nunca pude terminar de leer esta, ¿lo sabías?
-...
-Ya lo supuse, era el libro que tenías en ese cajón, en la oscuridad, tan solo era una más de sus letras, tan insignificante y tan vulnerable. Pero ahora, tengo el libro en mis manos, y lo concluiré aunque tenga que tatuarmelo en el cuerpo. Nada me detendrá.
-déjeme lo veo.
-vete de aquí. ¿No has tenido suficiente?, coleccionas ilusiones, ilusiones ajenas; juegas a querer, pero no quieres a nadie, lloras carbon, manchando los vestidos con mentiras...
-Solo quería escucharte cantar, tocas la flauta como una ninfa de los bosques.
-¿como sabes que ellas tienen flautas? No sabes nada, seguramente me viste de casualidad aquí. No has venido por mi, andabas pidiendo limosna otra vez.
-¿Como? yo he visto ninfas, una, la mas hermosa de todas, solía cantarme junto a mi cama, a la luz de mi lampara, cantaba y las estrellas le bailaban en las alturas.
-Pues nunca la conocí. Y si fui yo, ya no lo soy, ahora vete, déjeme acabar el libro que empecé a leer el día que te conocí y nunca lo pude terminar.
-Dime de que trata, ¿es de algún asesino israelí?, leí una reseña en el periodico de esta mañana.
-nunca leería algo así.
-ya sé, es de esas novelas con un final triste, de algún jovén tratando de recuperar algo que perdió, algo que se le escapo de las manos a la hora de abrir el escritorio...
-NO, no te interasa. Yo... no soy mas la mujer del cajón.
(se levanta del asiento y se marcha, quizá solo un instante, quizá para siempre. Alguna lágrima cayo en las hojas del suelo, así tan de repente.)
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gran poesia
...La poesía es como el viento, o como el fuego, o como el mar. Hace vibrar
árboles, ropas,abrasa espigas, hojas secas, acuna en su oleaje los objetos que duermen en la playa..."José Hierro(España, 1922 - 2002)
miércoles, 7 de noviembre de 2007
Sol-Edad
Aún no conozco el límite del mundo, ni he visitado mas allá del firmamento, pero te he conocido a ti, el eterno compañero.
Con cuanta pasión ilumina el sol esta tierra blanquecina y marchita.
Nota el esmero con el que derrama su luz en el día y aún también durante la delicada noche.
La azucena se balancea adormecida. Vuela en una canción golondrina de primavera, a través de montes rojizos y llanuras nebulosas. Llora el alba y moja de su llanto el agua de aquel estanque; colecciona sus lágrimas de luz en un reflejo tiritante.
Háblame atardecer de verano, dime que la espera no ha sido en vano; llévame hacia tu guarida, donde sale el sol, para salir con el.
Las ramas de los árboles y sus hojas le ruegan al viento que los arrebate de su lugar y los acerque a su resplandor; pero caen sin vida y sin verdor agonizan el día que estuvieron así de alcanzar el cielo.
Es en esos días de otoño es cuando se le añora más. Ya se despide en un hilo de aliento juvenil la primavera y las corrientes cálidas de verano, las banquetas crujen y el cielo brama. Pero el suelo canta ahora, y clama, un clamor húmedo y sollozante, frío de otoño, casi invierno.
Están congeladas las memorias de la tierra y solo el sueño se apiada de ella.
Como ese arroyo prendido del tiempo muerto, ahora refleja en sus cristales y no en aquellos raudales de agua viva, un nuevo mundo que quiere cantar una vieja canción de amor, de glaciares, de vanidades terrenales y divinos coros celestiales.
Escucho el canto y deseo dejarme llevar, dejar de ser yo mismo, pertenecer al flujo natural donde todo cambia, todo es nuevo con la salida del sol.
-J.L Alanis
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