Aprovechando las nuevas vistas dinámicas que ofrece Blogger decidí transportar algunas de mis entradas del blog a una versión más "ligera" y agradable. Lo que estaré haciendo es una recopilación semanal de las entradas que más me han gustado de Pezenlacabeza, comenzando desde los primeros hasta los más actuales. Posteando cuatro entradas por semana y cuidando que el original también se vaya actualizando. Además lo usaré de Microblogging posteando vídeos, links y citas; ya que la versión Tumblr (pecera.tumblr.com) no la uso mucho. Espero que les guste, acá está la liga: http://pezcabeza.blogspot.com/
Un saludo, Pepealmar.
Libreta de creaciones / invenciones, reflexiones, revelaciones, etc. Nadando a través de mares desconocidos con un pez en la cabeza.
martes, 18 de octubre de 2011
Nos miran los demonios... Extendido
Tal vez no te acuerdes, pero ahí estabamos los dos en las escaleras de Odesa, donde suceden las cosas trágicas; yo sentado y tú de pie a punto de irte. Y los demonios de todas clases y razas nos veían, y algunos incluso detenían sus lecturas shakespeareanas para reirse de nosotros. Yo sostenía en mis manos los pedazos de mi corazón partido a la mitad. Un pedazo, era claro, te correspondía a tí. Y el otro, no sé; nunca sentí que fuera del todo mio tampoco, ni tuyo, ni de nadie.
Recorriste toda la escalinata mientras los soldados, las carreolas, los juguetes con los que nos conocimos, las casas de los amigos que frecuentábamos, los viejos, los niños, todos y todo caían en detalle lento empujados por el horror de una idea, del miedo. Llegaste a la calle, aún bajaste hasta ser una con el horizonte y ellos seguían suspendidos en el aire bélico y la expresión de todos era como de una vida que se va.
Los demonios por su parte se mofaban del instante en que todo quedó en la memoria y el eco de sus voces se escuchaba eterno. No había nada más que hacer, dejé la única pieza de mármol labrado que me quedaba del corazón en un peldaño, quizá aquél en donde le dimos la espalda a todo. Tal vez no te acuerdes, pero existes, te haces presente en una idea terrible. Y si, a pesar del terror que provoca se puede pensar, es por que vives en ella.
Un cuento
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cuento,
el papel y la pluma
Dieron las diez de la mañana en la llanura del tiempo. En ese instante el sol, como cada vez a ese instante, bajaba a la tierra descendiendo lentamente, tan lento que a medida que se acercaba al suelo se iba transformando en un ave de fuego.
En aquella aldea situada a unas cuantos kilómetros de las planicies temporales, se encontraban unas personas que habían plantado manos en ese lugar para así capturar al sol y ser dueños del día. Una mano había crecido en el transcurso de la noche, era una mano de gran altura, con dedos delgados y un antebrazo firme, justo como se requería para la hazaña que habían intentado muchos días atrás, sin éxito alguno. Sin embargo, aquella mañana el agua que bebieron estaba fresca, los granos de café cayeron con la abertura hacia abajo, el gallo cantó tres veces y el viento producía un sonido peculiar al pasar por las hojas de saúco... todo eso, según sus libros de tradiciones les auguraba una cacería certera.
Al llegar al lugar los hombres admiraron la mano que habían sembrado y cómo se extendía hasta cinco veces su tamaño a lo alto. Ya sólo quedaba que los hombres esperaran a que el ave ígnea estuviera justo delante de la palma de la gran mano, porque estaban preparados. Habían atado unas cuerdas a los cinco dedos a manera de anillos, de tal modo que pudieran jalar y flexionar los largos dedos hasta convertir la mano abierta en un puño, en una jaula.
Se necesitaban a diez personas que tuvieran experiencia tirando cuerdas, había dos por dedo y otro que no tiraba de la cuerda era el que efectuaba la música para que coordinaran los movimientos.
El momento ha llegado, el ave estaba en el lugar requerido y aquellos hombres tiraron con todas sus fuerzas, pero los dedos no se doblaban al primer intento, no sería tan fácil.
El Sol continuaba en su caída, presa de un sueño profundo, soñaba. ¿En qué soñaría el día aquella mañana de su captura?
Las cuerdas se tensaron, las pieles se desgarraron, la sangre brotó por los codos hasta las arenas doradas, pero mientras los huesos crujían la determinación y fe en su éxito no les dejaron quebrarse.
Sólo un destello de fuego se logró ver y para su sorpresa la mano no contrajo las llamaradas diurnas sino que se tornó a un color opaco.
Los hombres por fin lo habían logrado. Sellaron el puño enrollando las cuerdas alrededor y talaron desde el antebrazo hasta que parte de este cayó junto con la mano.
Arrastraron la mano por toda la llanura del tiempo, resistiendo contra los segundos que se precipitaban como moscas en un vuelo embravecido sobre ellos. Pero las horas eran las que acechaban y a las que temían. Una vez uno de los hombres casi pierde el control de sus piernas y a punto de caer, por poco una de las horas que les seguía se las arrancaba de una mordida.
Sin luz les fue muy difícil llegar a la aldea, no podían contar los días que habían caminado a través de ese paraje de horas y segundos hambrientos. Pero al final, como todo lo que se proponían, llegaron.
Recorrieron la aldea, criaturas de todos ojos y colores se asomaban por las bocas de las casas para ver el desfile que ocasionaban los jóvenes cazadores.
Colocaron la mano en la plaza e hicieron el anuncio, "Hemos capturado el día"; "Ahora, estimados vecinos, podremos prolongar la noche o el día a nuestra consideración". Todos en la aldea se embriagaron de felicidad y bailaron en torno a la mano que tenía prisionero al sol. Las celebraciones continuaron indefinidamente y entonces, alguien se cansó de la noche.
"Dejemos salir unos rayos de Sol, que se me olvidan los colores"
Hicieron unas votaciones y la mayoría estuvieron de acuerdo. Desataron el puño. Los dedos crujieron y en automático se abrieron a su estado natural. Oh sorpresa, lo único que quedaba del sol eran unas cuantas llamaradas que bien podía servir un rato de fogata y pequeñas partículas estelares salieron disparadas al cielo y estallando al llegar a la atmósfera. Fue una gran calamidad para aquella aldea, las personas lloraban augurando noches de violencia, ya que ahora tendrán que robarle otro Sol a otra aldea y vivir en guerra continuamente hasta el fin de los tiempos.
De esa aldea se dicen muchas cosas, sobretodo que nunca volvieron a ver la luz del día y que alguien musitó en la oscuridad del momento: "Les dije, les dije en muchas ocasiones que era mejor atrapar la noche en lugar del día".
Espacio y tiempo... me dejarán.
Dejar de estar en un tiempo y un espacio delimitado -pensé- cuando forme parte de la Singularidad eterna, donde el Universo no se sostiene por ninguna ley y todo es El Todo y la Nada la Gran Nada, extrañaré del tiempo su escasez y del espacio la cercanía; sobre todo estar cerca de ti, si en dado caso conservara mis atesoradas memorias y viajaras conmigo en la forma de recuerdo, si es que tienen forma propia.
En caso contrario, sólo extrañaré el espacio y el tiempo, para esto no me hará falta una gran cantidad de memorias; sólo la plena consciencia de que fui y de que seré y seguiré siendo lo que ya no soy, pero ahora (en un plano hipotético) soy o eres, por que dejaremos de ser lo que somos. No necesitas saber qué hombre o qué mujer fuiste, sólo que fuiste, viviste y de esto te toca un espacio y un tiempo, pero no lo recordaré. Sino que se me hará extraño la ausencia del mero espacio por haber estado, y el mero tiempo por haber transcurrido en él, no importase cuál fuera este o ese.
Como pensé al principio, del primero extrañaré la cercanía a mi próxima condición de singular entidad, porque ¿a qué estamos más cerca en vida si no es a la muerte? Y de lo segundo, esto es el tiempo, extrañaré que siempre faltaba, porque si de algo estaré seguro es que fue insuficiente.
¿alguna vez se habían preguntado qué tiene de especial mirar el reloj y decir la hora?
Pues ahora lo he hecho, son las 2:20 de la madrugada y yo sigo pensando y escribiendo sobre un espacio sin espacio, un tiempo sin ataduras ni manecillas y regreso... miro el reloj y el tiempo corre desbocado apurándose a no ser suficiente, afanoso por acabarse... nos mantiene ocupados en nuestro espacio, vivos, pendientes de sus cambios repentinos... y suspiro -pienso- cómo extrañaré eso del tiempo.
En caso contrario, sólo extrañaré el espacio y el tiempo, para esto no me hará falta una gran cantidad de memorias; sólo la plena consciencia de que fui y de que seré y seguiré siendo lo que ya no soy, pero ahora (en un plano hipotético) soy o eres, por que dejaremos de ser lo que somos. No necesitas saber qué hombre o qué mujer fuiste, sólo que fuiste, viviste y de esto te toca un espacio y un tiempo, pero no lo recordaré. Sino que se me hará extraño la ausencia del mero espacio por haber estado, y el mero tiempo por haber transcurrido en él, no importase cuál fuera este o ese.
Como pensé al principio, del primero extrañaré la cercanía a mi próxima condición de singular entidad, porque ¿a qué estamos más cerca en vida si no es a la muerte? Y de lo segundo, esto es el tiempo, extrañaré que siempre faltaba, porque si de algo estaré seguro es que fue insuficiente.
¿alguna vez se habían preguntado qué tiene de especial mirar el reloj y decir la hora?
Pues ahora lo he hecho, son las 2:20 de la madrugada y yo sigo pensando y escribiendo sobre un espacio sin espacio, un tiempo sin ataduras ni manecillas y regreso... miro el reloj y el tiempo corre desbocado apurándose a no ser suficiente, afanoso por acabarse... nos mantiene ocupados en nuestro espacio, vivos, pendientes de sus cambios repentinos... y suspiro -pienso- cómo extrañaré eso del tiempo.
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