miércoles, 25 de abril de 2007

continuación...


2.- Una mirada al vacío.
Veronika, estaba pocos metros de llegar a la mitad del camino cuando eso sucedío. Sus pies, junto con todo su cuerpo, se frenaron con dos pasos que disminuyeron el trote; sus ojos respondieron casi automaticos a una imagen que había visto de reojo. Una imagen con la que estaba escasamente relacionada desde que era niña... la muerte de algún conocido. Entre la barda de una casa y la pared externa de esta, en un espacio muy reducido, yacía el cuerpo inflado de un gato blanco. Muchos habían ya pasado por ahi, hablando por telefono, unos jovenes en patineta, un niño con su mamá; tal vez lo habían visto, pero su expresion no iba mas allá de "no veas eso hijo", "vengan a ver esto" en el caso de los jovenes. Pero la expresión de Veronika fue total, le sobraban motivos para no moverse, le sobraban pensamientos que digerir, no podía asimilar bien lo que sus ojos le mostraban a la luz de la mañana. Ese gato blanco, no era de Veronika, sin embargo, ella lo había alimentado dos que tres veces. Ella lo veía como su simbolo de éxito y de belleza; era un gato blanco hermoso, ojos verdes penetrantes y cola larga, que sobresalía de una grandeza majestuosa. Ella contemplaba el cuerpo sucumbido por una inexplicable muerte y se perdió de repente en sus pensamientos. Lo que ella veia como un ejemplo a seguir: autodeterminación, éxito, belleza, libertad, etc; ahora estaba cobijado de moscas que parecían tener mas de una razón para estar ahí, inflado de gases que mas tarde lo harían estallar, y ese blanco incorrupto, ahora estaba ligeramente teñido de rojo. Por fin asimiló esa imagen y se le estremeció el estómago, le dio naúseas, y se llevó la mano derecha a la boca y la izquierda sujetandosé el vientre. Se dijo rapidamente que ella no tenía por que ver ese escenario tan natural e impresionista, entonces se dio un repentino giro y puso a trabajar nuevamente su camino.
En un instante se percató que había olvidado que tenía que hacer una vez llegando a la oficina, sabía que era importante, pero no lograba recordar qué era. Entonces volvió a frenar unas cuadras adelante del incidente y buscó en su mochila deportiva que llevaba en la espalda. Estaba su celular, su cambio de ropa para el gym, una cartera negra de piel y otras cosas sin relevancia, pero no estaba la agenda. Nunca le había pasado, y estaba a medio camino del parque donde tomaría el transporte a la oficina, no podía regresar, y sin hallar ninguna otra solución siguió adelante. ....continúa en el cápitulo 3.

1 comentario:

Anónimo dijo...

hola joss wow que padre esta la super historia je je verona de gamesa... y su hermoso gatito blanco y si lo estoy leyendo desde el principio esta mejor que la novela de las 9pm jajaja

sigua escribiendo jovencillo je je ya me quede con ansias de leer el siguiente capitulo n.n