En tiempos de sequía con un frasco lleno de lágrimas que me costo bastante esfuerzo - entre otras cosas, debo decir…- conseguirlo, lo derramaba “cuidadosamente” -ya que soy algo torpe- en las flores que tenia frente a la ventana, y más torpe aun cuando me están regañando…
Recostaba sobre la mesa mi cabeza,
con un oído escuchaba el sountrack de mi vida, y con el otro tu voz leyéndome un cuento en horas indebidas; -siempre son horas indebidas-.
Sonámbulos perdidos un poco engreídos, nos contaban chistes malos y nos reíamos a carcajadas para disimular nuestras pisadas...Recordaba el frasco de lágrimas…Estaba empezando a pensar que no eran mías, ojala fueran mías, me moría de sed por la corrida.
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